Proponemos aquí la lectura de fragmentos de cinco poemas de Fernando Pessoa, en concreto de su heterónimo Álvaro de Campos, que el autor portugués publicó en vida (1888-1935). Esto es lo que escribió Pessoa en 1935 (en una carta a Casais Monteiro) acerca de este heterónimo modernista, futurista y decadentista, que debutó públicamente en 1915 en la revista Orpheu, codirigida por el propio Pessoa:

«[…] deposité en Álvaro de Campos toda la emoción que no me concedo ni a mí mismo ni a la vida».

«Álvaro de Campos nació en Tavira, el 15 de octubre de 1890 (a la una y media de la tarde, me dice Ferreira Gomes; y es verdad, pues, hecho el horóscopo para esa hora, tiene razón). Este, como sabe, es ingeniero naval (por Glasgow), pero ahora está aquí en Lisboa, retirado».

«Álvaro de Campos es alto (1,75 de altura, 2 cm más que yo), delgado y con una cierta tendencia a encorvarse. Cara afeitada […]; Campos, entre blanco y moreno, vago aspecto de judío portugués, cabello, sin embargo liso, normalmente con raya al lado, monóculo».

«Álvaro de Campos recibió una educación secundaria ordinaria; luego lo enviaron a Escocia a estudiar ingeniería, primero mecánica y después naval. Durante unas vacaciones, realizó el viaje a Oriente del que surgió Opiario. Un tío de Beira que era cura le enseñó latín».

«¿Cómo escribo en nombre de esos tres [heterónimos, Campos, Reis y Caeiro]…? Campos, cuando siento un impulso repentino de escribir y no sé qué».

Campos es un heterónimo modernista, exuberante y, al mismo tiempo, decadente. Su poesía se inscribe, en muchos casos, en la corriente literaria del Sensacionismo, fundada por Fernando Pessoa y Mário de Sá-Carneiro a través de la revista Orpheu (1915), en cuyo n.º 1 ya se publicaron los dos poemas de Campos “Opiario” y “Oda Triunfal”.


De hecho, el mensaje paradigmático del propio Sensacionismo puede intuirse a través de un verso del propio Campos:

«Sentir todo de todas las maneras»
(en el poema “El paso de las horas”, 1916)

Otro pasaje de Campos figura entre las frases más conocidas de Fernando Pessoa e, incluso, es el mensaje que inspira el proyecto de Turismo Literario del Lisboa Pessoa Hotel:

«tengo en mí todos los sueños del mundo»
(en el poema “Tabaquería”, 1928).

A continuación se presentan cinco poemas y pasajes extraídos de poemas de Campos, acompañados de imágenes de las publicaciones originales, por orden cronológico de publicación y con los datos bibliográficos de cada poema.

¡Que disfrute de la lectura!

Versos de «Lisbon Revisited (1926)»

[…]
Otra vez te vuelvo a ver,
Ciudad de mi infancia pavorosamente perdida…
Ciudad triste y alegre, otra vez sueño aquí…
¿Yo? ¿Pero soy yo el mismo que aquí viví, y aquí volví,
Y aquí torné a volver, y a volver,
Y aquí de nuevo torné a volver?
¿O somos todos los Yo que estuve aquí o estuvieron,
Una serie de cuentas-entes unidas por un hilo-memoria,
Una serie de sueños de mí de alguien de fuera de mí?

Otra vez te vuelvo a ver,
Con el corazón más lejano, el alma menos mía.

Otra vez te vuelvo a ver — Lisboa y Tajo y todo—,
Transeúnte inútil de ti y de mí,
Extranjero aquí como en todas partes,
[…]

(Contemporánea, 2, 1926, pp. 82-3)

«Escrito en un libro abandonado en un viaje» (1928)

Vengo de Beja.
Voy al centro de Lisboa.
No traigo nada y no encontraré nada.
Tengo el cansancio anticipado de lo que no encontraré,
Y la nostalgia que siento no es ni del pasado ni del futuro.
Dejo escrita en este libro la imagen de mi designio muerto:
Fui como hierba y no me arrancaron.

(Presencia, 10, 1928, p. 2)


Versos de «Cumpleaños» (1930)

En la época en la que celebraban el día que cumplía años,
Yo era feliz y nadie estaba muerto.
En la antigua casa, incluso que yo cumpliese años era una tradición de hacía siglos,
Y la alegría de todos, y la mía, era cierta como una religión cualquiera.

[…]

(Presencia, 27, 1930, p. 2)

«Ah, un soneto…» (1932)

Mi corazón es un almirante loco
que abandonó la profesión del mar
y que la va recordando poco a poco
en casa al pasear, al pasear…

En el movimiento (yo mismo me revuelvo
en esta silla, solo de imaginar)
el mar abandonado se enfoca
en los músculos cansados de parar.

Hay nostalgias en las piernas y en los brazos.
Hay nostalgias en el cerebro por fuera.
Hay grandes rabias hechas de cansancios.

Pero — ¡esta es buena! — era del corazón
que yo hablaba… y ¿dónde diablos estoy ahora
con almirante en vez de sensación?

(Presencia, 34, 1932, p. 7)

Versos de «Tabaquería» (1933)

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
[…]

(Presencia, 2, 1933, p. 39)

Nota introductoria y selección de Fabrizio Boscaglia.

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