La ciudad de Lisboa ha protagonizado los cantos de grandes escritores y poetas portugueses como, por ejemplo, Cesário Verde, Fernando Pessoa y Sophia de Mello Breyner Andresen. No hay duda de que el Libro del desasosiego de Pessoa es una de las obras en las que la belleza, la luz y el «alma» de la capital de Portugal se manifiestan de forma deslumbrante. Sobre todo (pero no solo) en lo que dice respecto al barrio de la Baixa, donde se encuentra la Rua dos Douradores, en la que «vive» y «trabaja» Bernardo Soares, semiheterónimo de Pessoa, ayudante de contabilidad al que el propio Pessoa «entregó» el texto de la última fase del Libro (otras fases se habían «atribuido» a Pessoa ortónimo y al autor ficticio Vicente Guedes).
Este diario fragmentado y onírico, obra maestra de la prosa poética de Pessoa, contiene algunos de los pasajes más brillantes, célebres y bellos sobre Lisboa que se hayan escrito en la historia de la literatura mundial. En esta entrada del blog asociado al Lisboa Pessoa Hotel, destacamos cinco pasajes del Libro del desasosiego sobre Lisboa, entre muchas posibilidades, con la intención de rendir homenaje a Lisboa, a la belleza de esta ciudad y a su poeta más universal: Fernando Pessoa.
1. «Tipos curiosos, caras sin interés»

«Hay en Lisboa unos pocos restaurantes o casas de comidas en los que, encima de una tienda con hechuras de taberna decente, se alza un entresuelo que tiene el aspecto casero y pesado de un restaurante de ciudad pequeña sin tren. En esos entresuelos pocos visitados, excepto los domingos, es frecuente encontrar tipos curiosos, caras sin interés, una serie de apartes en la vida.» Traducción de Ángel Crespo, 1984, para la editorial Seix Barral.
Sigue leyendo este texto, considerado el «Prefacio» del Libro del desasosiego, en el que Pessoa cuenta su encuentro ficticio con el «autor» del Libro (edición de Jacinto do Prado Coelho, 1982).
2. «He llegado a Lisboa, pero no a una conclusión.»

«Devaneo entre Cascaes y Lisboa. «He ido a pagar en Cascaes una contribución del patrón Vasques, de una casa que tiene en Estoril. Disfruté anticipadamente el placer de ir, una hora para allá, una hora para acá, viendo los aspectos siempre diferentes del gran río y de su desembocadura atlántica. En verdad, al ir, me perdí en meditaciones abstractas, viendo sin ver los paisajes acuáticos que me alegraba ir a ver, y al volver me he perdido en la fijación de estas sensaciones. No sería capaz de describir el más pequeño pormenor del viaje, el más pequeño trecho de visible. He ganado estas páginas por olvido y contradicción. No sé si eso es mejor o peor que lo contrario, que tampoco sé lo que es.
El tren afloja, es el Caes do Sodré. He llegado a Lisboa, pero no a una conclusión.»
Leer en el Arquivo Pessoa (edición de Jacinto do Prado Coelho, 1982).
3. «¡Oh Lisboa, hogar mío!»

«Este aire bajo de nubes paradas. El azul del cielo estaba sucio de blanco transparente.
El mozo, al fondo de la oficina, suspende durante un minuto el cordel alrededor del bulto eterno…
“Qué […] hace”, comenta estadísticamente.
Un silencio frío. Los ruidos de la calle como si fueran cortados a cuchillo.
Se ha sentido, prolongadamente, como un malestar de todo, un suspender cósmico de la respiración. Se ha parado el universo entero. Momentos, momentos, momentos. La tiniebla se ha encarbonado de silencio.
Súbitamente, acero vivo, (…)
¡Qué humano era el campanillazo metálico de los tranvías! ¡Qué paisaje alegre la simple lluvia en la calle resucitada del abismo!
¡Oh Lisboa, hogar mío!»
Edición del Libro del desasosiego traducida por Ángel Crespo (Barcelona, Seix Barral, 1984, pp. 70-71)
4. «De Lisboa a la China»

¿Qué es viajar, y para qué sirve viajar? Cualquier ocaso es el ocaso; no es menester ir a verlo a Constantinopla ¿La sensación de liberación que nace de los viajes? Puedo sentirla saliendo de Lisboa hacia Benfica, y sentirla más intensamente que quien va de Lisboa a la China, porque si la liberación no está en mí, no está, para mí, en ninguna parte.» Traducción de Ángel Crespo, 1984, para la editorial Seix Barral.
Leer la versión íntegra en portugués en el Arquivo Pessoa (edición de Jacinto do Prado Coelho, 1982).
5. «En la Calle de los Doradores»

«Hay sosiegos del campo en la ciudad. Hay momentos, sobre todo en los mediodías de estío, en que, en esta Lisboa luminosa, el campo, como un viento, nos invade. Y aquí mismo, en la Calle de los Doradores, tenemos el sueño bueno.
¡Qué bueno es para el alma ver entrar, bajo un sol alto quieto, estos carros de paja, estos cajones por hacer, estos transeúntes lentos de la aldea transferida! Yo mismo, mirándolos desde la ventana de la oficina, donde estoy solo, me transmuto: estoy en un pueblo tranquilo de provincias, me remanso en una aldehuela desconocida, y porque me siento otro soy feliz.»
Edición del Libro del desasosiego traducida por Ángel Crespo (Barcelona, Seix Barral, 1984, pp. 119-120)
Pessoa escribió El Libro del desasosiego entre 1913 y 1935. Tras permanecer inédita en gran parte en el momento de la muerte del escritor, la primera edición extensa de la obra la publicó la editorial Ática (Lisboa) en 1982, y ha habido varias ediciones posteriores.
Para leer y estudiar en línea el Libro del desasosiego.
Fabrizio Boscaglia
Nota: hemos actualizado la ortografía de los textos.
_
Descubra Lisboa y Pessoa, a partir de Lisboa Pessoa Hotel.